En mi diario de aprendizaje y para dar respuesta al Reto semanal entregable P2P del módulo1 me gustaría exponer una situación de discriminación que cada vez está aumentando en España, y que despertó mi atención, a raíz de una noticia que leí recientemente, donde se señalaba que “más de un tercio de las mujeres en activo (34%) ya supera los 50 años; sin embargo, el 82% de las desempleadas sénior siente discriminación en su acceso al mercado laboral”.
En esta situación, la mujer a partir de los 50 años se encuentra en riesgo de exclusión en el mercado laboral y aquí es donde entra en juego el concepto de la interseccionalidad, ya que existe una discriminación de género y una discriminación por edad, y donde no se tiene en cuenta aspectos importantes para las organizaciones como son la experiencia, la formación y el trabajo que pueden realizar en las mismas.
Tradicionalmente la mujer la mujer presenta mayores tasas de inactividad y de desempleo y, por otra parte, suele concentrar su presencia en jornadas a tiempo parcial, lo que tiene un impacto directo en el nivel de ingresos, que se traduce en salarios inferiores y pensiones más pequeñas que los hombres.
Según el informe AROPE (At risk of poverty and exclusion, de EAPN), la mujer se enfrenta a “carreras de cotización más entrecortadas y deficientes”, con una exposición mucho mayor a la exclusión social.
Así se pone de relieve en dicho informe: en 2022 la tasa AROPE femenina (mujeres en riesgo de exclusión y/o pobreza) alcanzó el 27,2%, frente al 24,8% masculina. En términos absolutos, se contabilizan 805.209 mujeres más en esta situación (6.574.605 mujeres frente a 5.769.396 hombres).
La edad, por otra parte, sigue perfilándose como uno de los grandes factores de discriminación de la mujer en el mundo laboral, que encuentra importantes dificultades de acceso al empleo a partir de los 45 años, y que se acentúan especialmente a partir de los 50. En los siguientes apartados desgranaremos los principales obstáculos y retos laborales que afronta la mujer sénior en el mundo del empleo.
La mujer afronta dificultades profesionales que la acompañan durante toda su vida activa. El estigma de la maternidad aún sigue pesando entre las más jóvenes, generando reticencias a los empleadores a la hora de incorporarlas a un equipo de trabajo. Y si bien dicho estigma se difumina con los años, en torno a las mujeres sénior aparecen otros pensamientos estereotipados, que las asocian con profesionales obsoletas, menos flexibles o sin capacidad de aprendizaje.
Según la Fundación Adecco las mujeres de más edad están en un momento vital idóneo en el que han desarrollado un mayor control emocional y madurez, saben manejar las situaciones de estrés y buscan estabilidad y demuestran gran capacidad de adaptación y están dispuestas a aprender nuevas tecnologías y metodologías de trabajo, lo que refuta el estereotipo de que la edad es un obstáculo para la innovación.
Esto es así porque es significativo que la mayoría de las mujeres sénior en desempleo (82%) ha sentido discriminación en alguna de las diferentes fases de búsqueda de empleo, En concreto, un 77,4%destaca que esta discriminación se ha producido en la entrevista de trabajo, donde se ha cuestionado su capacidad para manejar nuevas tecnologías, la posible sobre cualificación y/o mayores exigencias salariales, así como la disposición para trabajar bajo la dirección de personas jóvenes.
Las dificultades de la mujer sénior para competir en el mercado laboral se ven reflejadas en un indicador clave: el desempleo de larga duración. Así, el 59% de las mujeres sénior en desempleo lleva más de un año buscando empleo, frente al 40,7% del resto de las mujeres.
Después de todos estos datos, creo que es necesario romper los estereotipos existentes en cuanto a las mujeres de más edad, de cara a evitar esta doble discriminación en el trabajo y lograr la igualdad real y efectiva en su acceso al mercado laboral.
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